Recomendaciones clave para usar sandalias con plantillas ortopédicas
Con la llegada del buen tiempo, muchas mujeres se preguntan: “¿qué me pondré cuando llegue el calor?”. Especialmente quienes usan por primera vez una plantilla ortopédica, sienten inseguridad o desconocimiento, y otras temen que la plantilla quede a la vista, ya que las sandalias dejan el pie descubierto.
Los fabricantes han desarrollado diferentes soluciones para acoplar la plantilla a la sandalia de forma discreta y cómoda. El denominador común es cubrir parte del contorno: algunos lo hacen con el mismo material de la sandalia (piel o tejidos transpirables), otros crean un hueco en el piso para alojar la plantilla. Dependiendo del grosor y ancho de la plantilla, unos sistemas serán más apropiados que otros para que no se vea ni se desplace al caminar.
Trucos prácticos y marcas que facilitan el uso de plantillas
Una de las preocupaciones más comunes es la fijación: “¿se moverá la plantilla al andar?”. En general, si está bien colocada, no debería desplazarse. No obstante, con plantillas muy gruesas y sandalias de poca cobertura, puede haber problemas de ajuste. Es fundamental probar bien el calzado y valorar si realmente compensa arriesgarse por un modelo que estéticamente nos gusta, pero que no garantiza comodidad.
Algunas marcas han desarrollado soluciones útiles. Trimas, por ejemplo, coloca la plantilla bajo un elástico en la zona frontal, y la parte posterior se apoya en la talonera. Romika incorpora velcros que fijan la plantilla de origen a la entresuela, y con velcros adhesivos se puede integrar también la ortopédica. Aunque no siempre es necesario, este sistema mejora la estabilidad al caminar.
Otro punto que puede preocupar es el color de la plantilla ortopédica, que a menudo no coincide con la sandalia. Una solución es revestir la plantilla con una piki del mismo tono o similar. Incluso las plantillas de origen no siempre combinan con el forro del zapato, así que esta opción es totalmente válida y estética.